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Trastornos alimentarios en adolescentes: síntomas, prevención y tratamiento

Trastornos alimentarios en adolescentes: síntomas, prevención y tratamiento

Los adolescentes y jóvenes de entre 13 y 18 años enfrentan cambios críticos en sus vidas, que incluyen, entre otros, hacer nuevos amigos, mudarse a nuevas escuelas, desarrollar nuevas emociones y percepciones y estar expuestos a cosas nuevas a través de las redes sociales. Algunos de los trastornos alimentarios que pueden surgir en particular durante esta etapa son los trastornos alimentarios. Por definición, un trastorno alimentario es un trastorno del comportamiento que se caracteriza por una alteración grave y persistente de las conductas alimentarias y pensamientos y emociones angustiantes asociados. Algunos de los tipos más comunes de este trastorno incluyen la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón. Reconocer los signos de manera temprana y comprender los métodos de prevención y tratamiento son pasos esenciales para ayudar a los adolescentes a superar estos desafíos.

Señales

Existen múltiples señales de trastornos alimentarios que los adultos, compañeros y otras personas en la vida de los adolescentes afectados pueden percibir. Estas señales son variadas y pueden ser sutiles o dramáticas, pero deben ser observadas de todas maneras.

Inseguridad corporal

A menudo, los adolescentes con trastornos alimentarios se quejan de la apariencia física de su cuerpo, especialmente en comparación con otros, especialmente en su grupo de edad. Por ejemplo, un adolescente que dice que está “muy gordo” es un indicador de que se siente inseguro de su propio cuerpo, especialmente si hace ese comentario en un tono serio y no en broma. Se debe prestar especial atención a estos comentarios si están distorsionados; por ejemplo, si el adolescente tiene un peso visiblemente normal pero piensa y dice que tiene sobrepeso.

Cambios en las prácticas alimentarias

Los cambios en los hábitos alimentarios también son signos de trastornos alimentarios y pueden presentarse de múltiples formas. Comer en secreto se puede identificar por los envoltorios y/o recipientes vacíos dispersos por la habitación o el espacio vital del adolescente y se caracteriza por la culpa/vergüenza del adolescente por comer en exceso. La restricción de ciertos alimentos, además de la preocupación extrema por las calorías y/o la dieta, es otro signo al que se debe prestar atención, especialmente cuando parece seguir una dieta o un plan de alimentación de alguien que está tratando de perder peso o de alguien mucho mayor que necesita restringir su dieta por razones médicas. Saltarse comidas y el miedo a comer delante de otras personas también son signos importantes.

Cambios fisiológicos/emocionales

Los cambios fisiológicos son más fáciles de identificar desde el punto de vista “médico” y pueden incluir quejas frecuentes de sensación de frío, mareos, desmayos, fatiga, problemas gastrointestinales o cambios en los ciclos menstruales (en el caso de las mujeres), y son especialmente significativos si la adolescente siempre ha gozado de buena salud en general. Los cambios emocionales son más generales y se pueden identificar con cierta facilidad y pueden incluir el abandono de actividades sociales (especialmente las que solían ser agradables), cambios de humor e irritabilidad.

Prevención

Aunque los trastornos alimentarios son formidables y pueden parecer difíciles de abordar, existen múltiples medidas que los adolescentes y los adultos en sus vidas pueden tomar para evitar que estos trastornos surjan.

Alfabetización mediática

A menudo, los trastornos alimentarios surgen debido a una percepción distorsionada de cómo se ven otras personas a través de las redes sociales. Herramientas como Photoshop facilitan que los creadores de contenido alteren por completo su apariencia para verse “mejor”, probablemente sin darse cuenta del impacto negativo que están generando en su audiencia, especialmente en los adolescentes. Sin embargo, los adultos pueden enseñarles a sus hijos adolescentes sobre estas herramientas y tácticas en las primeras etapas de su acceso a las redes sociales, y pueden promover el pensamiento crítico sobre la credibilidad del contenido que reciben para evitar que surjan trastornos alimentarios o pensamientos negativos.

Fomentando actividades saludables

Los adultos pueden promover entre sus hijos adolescentes tanto la alimentación saludable como la actividad física. Pueden evitar que, desde el principio de sus vidas, se etiqueten los alimentos como “buenos” o “malos”, y centrarse en promover una alimentación consciente y en tomar decisiones deliberadas sobre las comidas. Además, los adultos pueden promover actividades físicas que sean agradables y que hagan hincapié en la diversión, el desarrollo de habilidades y la salud en lugar de la competencia o el control del peso. En conjunto, pueden alentar a los adolescentes a valorar sus cuerpos por lo que pueden hacer en lugar de por su apariencia.

Tratamiento

El tratamiento, por supuesto, comienza con el reconocimiento de que se padece un trastorno alimentario, que puede ser difícil de abordar, pero es importante recibir el tratamiento adecuado. Lo mejor sería empezar con su médico de atención primaria (PCP), quien puede derivarlo a un profesional de la salud mental, como un psicólogo o un dietista. El tratamiento en sí puede tener distintos grados de intensidad según la intensidad del trastorno en sí.

Terapia psicológica

Este tipo de tratamiento se centra en cambiar los hábitos no saludables por otros saludables, normalizar los patrones de alimentación y aprender a controlar la alimentación. Dentro de este tratamiento existen varios tipos de terapias, entre ellas la terapia cognitivo conductual, la terapia familiar y la terapia cognitivo conductual grupal.

Medicamentos

Aunque los medicamentos no pueden curar por completo los trastornos alimentarios, pueden ayudar, especialmente cuando se combinan con terapia psicológica. Los antidepresivos son un medicamento común, ya que mejoran el estado de ánimo, reducen los pensamientos obsesivos, estabilizan los niveles de serotonina y reducen la impulsividad. También se utilizan otros medicamentos como la fluoxetina y la olanzapina.

Hospitalización

En casos extremadamente graves, algunos adolescentes pueden necesitar ser hospitalizados. Esto ocurre si tienen desnutrición grave, desequilibrios electrolíticos, deshidratación y más. Durante este plan de tratamiento, para rehabilitar su nutrición, el personal médico les da a los adolescentes hospitalizados planes de alimentación estructurados, alimentos adecuadamente nutritivos y nutrientes esenciales.

En conclusión, los trastornos alimentarios son identificables, prevenibles y tratables, pero no deben normalizarse. Aunque están aumentando entre los adolescentes y pueden tratarse, debe existir un movimiento colectivo para disminuirlos e incluso evitar que ocurran. Esforcémonos por fomentar una cultura de comprensión, apoyo e intervención proactiva para garantizar que las personas de todas las edades puedan llevar una vida sana y plena, libres de las garras de los trastornos alimentarios.

Escrito por: Nithya Rupavatharam, escritora de recursos para jóvenes de Mental H2O

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