Cuando se trata de salud mental, hablar abiertamente con amigos y familiares puede resultar abrumador. Puede que te preocupe cómo reaccionarán o si te entenderán. Pero compartir lo que estás atravesando es un paso importante hacia la curación y puede ayudar a construir relaciones más sólidas y solidarias. Aquí tienes una guía sobre cómo abordar estas conversaciones.
1. Elija el momento y el lugar adecuados
Encontrar el momento adecuado para hablar sobre tu salud mental es fundamental. Elige un momento en el que tú y la persona con la que quieres hablar no tengáis prisa ni estéis distraídos. Es de gran ayuda que sea un lugar en el que os sintáis seguros y cómodos, donde podáis hablar sin interrupciones.
2. Planifique qué decir
Puede resultar útil pensar con antelación en lo que quieres decir. No necesitas un guion, pero tener una idea clara de los puntos que quieres tratar puede hacer que la conversación sea más fluida. Puedes empezar explicando cómo te has sentido y por qué crees que es importante compartirlo con esa persona.
3. Sea honesto y directo
La honestidad genera confianza. Cuando hablas abiertamente de tus sentimientos y de lo que estás experimentando, invitas a los demás a responder con empatía y comprensión. Explica cómo tu salud mental afecta tu vida diaria y sé claro sobre el tipo de apoyo que necesitas de ellos.
4. Dales tiempo para procesarlo
Recuerda que tus amigos y familiares pueden necesitar tiempo para procesar la información. Es posible que no sepan cómo reaccionar de inmediato, y eso está bien. Dales espacio para pensar en lo que has compartido y para que reúnan sus ideas sobre la mejor manera de ayudarte con tu salud mental y tus necesidades.
5. Educarlos
A veces, las personas no son conscientes de las complejidades de los problemas de salud mental. Si te sientes cómodo, comparte algunos recursos o explícales un poco lo que estás atravesando. Esto puede ayudarlos a comprender mejor tu situación y mostrarles cómo pueden apoyarte.
6. Establezca límites si es necesario
Está bien establecer límites sobre lo que te resulta cómodo y lo que no. Si ciertas preguntas o temas son demasiado delicados para ti, díselo a tus seres queridos. Establecer estos límites puede ayudarte a sentirte más seguro y a tener más control de la conversación.
7. Reconocer su apoyo
Si sus amigos y familiares responden positivamente, reconozca su apoyo y agradézcales. El refuerzo positivo puede alentarlos a seguir brindándole apoyo y comprometiéndose con su salud mental.
Hablar sobre salud mental no tiene por qué ser un obstáculo para establecer vínculos profundos y significativos; de hecho, puede fortalecerlos. Si elige el momento adecuado, planifica qué decir y es honesto, allanará el camino para establecer relaciones más comprensivas y de apoyo. Recuerde que está bien pedir ayuda y está bien necesitar apoyo. No está solo en esto.